La necesidad de extender el alcance de la formación planea sobre el tejado de las escuelas desde hace años. Las carencias de los temarios llevan tiempo llamando a la puerta de los claustros de profesores que, respaldados por la imparable revolución de las nuevas tecnologías, demandan las herramientas para que la verdadera y necesaria educación con valores llegue por fin a las aulas.
Una evolución que forme a los alumnos en las competencias con las que podrán, como ciudadanos de la sociedad del mañana, contribuir a co-construir un mundo más humano, justo y sostenible.
“El ideal no es que un niño acumule conocimientos, sino que desarrolle capacidad”. John Dewey (1859- 1952), conocido como “el padre de la educación renovada”, ya deliberaba sobre la escuela como espacio de reflexión de la vida social para el desarrollo pleno de la ciudadanía.
Formar en valores
Ya hablaba de formar en valores, aquellos valores que Frisancho (2001) consideraba “anteojos” desde los que se examina la realidad, que orientan conductas y configuran a los líderes del mañana. De la responsabilidad que tiene el sistema educativo con las generaciones venideras y el porvenir de la humanidad.
Un sistema educativo que, en el caso de España, se ha quedado estancado. Centrándose en la calidad tradicional de la enseñanza, asociado a la correcta transmisión de disciplinas académicas ha olvidado, en muchas ocasiones que, como ya apuntaba Victoria Camps en Los Valores de la Educación, “aunque queramos, no podemos dejar de educar en un sentido o en otro. La escuela es un lugar en donde se hace algo más que dar clase”.
Pero en el caso español no todo está perdido, ni mucho menos. César Bona es un maestro zaragozano que se sitúa entre los mejores profesores del mundo, abogando su discurso, entre otras cosas, por una educación con valores que profundice en la creación de seres íntegros y por la construcción de “escuelas que cambian el mundo”.
Otro ejemplo de innovación educativa en nuestro país lo encarna David Lacalle y Unicoos, una organización educativa cuyo canal de Youtube, con más de 500 vídeos, se acerca al millón de seguidores y anima a sus alumnos a ser mejores, convenciéndoles de su capacidad para conseguir lo que se propongan.
“Una escuela en la que se respire pasión, alegría y optimismo y deje de ser ese espacio en el que nuestros hijos pasan 5 o 6 horas al día porque es su obligación, cuando en el fondo deberían verlo más como una fantástica oportunidad para ser mejores. Ese sería el ideal. Si también conseguimos recuperar para nuestros profesores el respeto y valoración que se merecen, si convertimos la profesión docente en una de las más valoradas, si les damos recursos suficientes y de suficiente nivel para que pongan en marcha sus ideas y puedan adaptarse al mundo cambiante en el que vivimos, podremos superar un modelo educativo que tiene casi 100 años. Y que ya no tiene sentido.”
Un camino aún por construir
Ejemplos innovadores que poco a poco abren camino educativo por el que avanzar. Un viaje en el que todos los actores que forman la sociedad deberían asumir su papel, implicándose para alcanzar un objetivo indudablemente común.
“Vivimos una primavera de innovación educativa que obedece a la divergencia y a la inspiración de un nuevo siglo, pero también a nuestro desarrollo como humanidad, porque si la escuela es la institución que nos prepara para vivir y cambiar el mundo, su mejora es la herramienta social para la evolución del ser humano.” Alfredo Hernando, investigador y educador autor de Viaje a la escuela del siglo XXI.